jueves, 23 de junio de 2011

La innovación se conjura contra el daño del cemento en la costa

Existe una alternativa al modelo de expansión del ladrillo por el litoral mediterráneo. La clave está en inyectar innovación donde en los últimos 20 años solo se ha pensado en hacer crecer al sector inmobiliario sin tener en cuenta el impacto en el entorno de encementar la costa. Francia, Portugal, Grecia y España se han asociado para revertir el proceso de degradación de los recursos en el Mediterráneo, sobre todo hídricos, a base de promover la actividad de pequeñas y medianas empresas punteras en tecnología de agua y de construcción según criterios más sostenibles.

La iniciativa partió de la Cámara de Comercio de Marsella en 2008. La organización pidió fondos europeos para llevar a cabo el proyecto, al que se han sumado el resto de países. El resultado ha sido la creación de un cluster en el que participan pymes, universidades y Cámaras de Comercio para favorecer la óptima gestión del agua y la rehabilitación de viviendas más ecológicas.

"El gran esfuerzo es sensibilizar a las empresas sobre el agua como recurso y buscar las mejores prácticas en ecoconstrucción", explica Malcom Burns, investigador en el Centro de Política de Suelo y Valoraciones (CPSV) de la Universidad Politécnica de Cataluña, quien representa a España en el proyecto mediterráneo Insmed. Este centro apoya a 10 empresas piloto especialistas en el ahorro, control y tratamiento de agua; domótica; recogida de agua pluvial; análisis de parámetros biológicos de la calidad del agua, y energías renovables.

Otro gran reto será recuperar el modelo de ciudad compacta, menos despilfarradora de energía. "En la periferia de Mataró, en la costa catalana, se ve claramente la morfología de la ciudad dispersa, a base de suburbanizaciones, típicas de EE UU", añade Burns. Ese esquema de urbe ha sido uno de los causantes de los problemas en la gestión de los servicios de agua en la costa española, especialmente en los meses de verano, cuando se duplica la población en muchos destinos turísticos. El cluster reivindica la importancia de pensar en el uso del agua de forma global, justo lo que no se ha hecho hasta ahora, con la proliferación de campos de golf y la agricultura intensiva en las regiones de Levante y de Andalucía, donde el estrés hídrico se hace cada vez más presente, azuzado por el cambio climático.

Portugal quiere dejar en este consorcio europeo su experiencia en piscinas biológicas, que aprovechan el terreno sin necesidad de cemento y sustituyen el uso de productos químicos por un ecosistema natural de plantas y animales que depuran el agua. La plataforma online que ha abierto la iniciativa está permitiendo a empresas de otros países conocer esta técnica, especialmente útil en regiones como el Algarve, donde las infraestructuras turísticas han crecido de forma exponencial en los últimos 20 años. La universidad de esta región representa al país luso en el cluster europeo, desde donde también se quiere fomentar el uso de energías renovables en las viviendas, "aunque aún tienen muy poca aceptación por parte del consumidor", explica João Mil-Homens, del Centro Regional para la Innovación del Algarve.

Francia espera que la construcción sufra un vuelco hasta generar energía positiva en el horizonte de 2020, según ha explicado el presidente de la patronal del sector de Marsella, Jean-Pierre Richard. Esta industria absorbe el 45% del consumo energético mundial, por encima del transporte, y genera el 25% de los gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático.

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